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Los últimos 30 años han sido un período de protagonismo de la propiedad intelectual (PI), caracterizado por un aumento constante de las solicitudes de patente y de protección de activos de propiedad intelectual en las principales oficinas de propiedad intelectual de todo el mundo y por un mayor uso de la PI en las empresas.

Con la transición hacia las economías basadas en el conocimiento, es cada vez más común que el valor de las empresas se vea determinado por sus activos intangibles, como los conocimientos, las marcas o las competencias tecnológicas.

Según un estudio realizado por Ocean Tomo, un banco mercantil especializado en PI, en 2015 un 84% del valor de las empresas en el Índice S&P 500 se atribuía a activos intangibles y apenas un 16% a activos tangibles, como los bienes materiales, una situación opuesta a lo que ocurría hace cuatro decenios, en 1973, cuando las proporciones correspondientes eran de un 17% y un 83%, respectivamente.

No es de sorprender que los responsables de la formulación de políticas estén tomando iniciativas a nivel de las empresas para promover una mayor toma de conciencia sobre la importancia de proteger los activos intangibles contra los usos no autorizados y la copia ilícita por terceros. E insisten en el uso de los derechos de PI como herramienta importante a ese respecto. A raíz de ello, muchas empresas están comenzando a entender que los derechos de PI son una modalidad de seguro que conviene tener. Mientras que muchas se contentan ya con eso, una perspectiva tan limitada reduce las oportunidades de valerse de los derechos de PI de manera proactiva para seguir financiando la innovación y generar nuevas fuentes de ingresos.

Cómo puede la PI ayudar a obtener financiación
La financiación de una empresa significa, específicamente, financiar sus decisiones con el fin de maximizar el valor empresarial (o accionarial). En ese sentido, a menudo se utilizan diferentes fuentes de financiación; puede ser mediante capital, por ejemplo, cuando los inversionistas compran acciones de una empresa, y también mediante deuda, es decir, préstamos. Puede decirse que las subvenciones para actividades de investigación y desarrollo (I+D) también cumplen una función de financiación. En unas y otras modalidades, los derechos de PI pueden ser importantes a la hora de obtener financiación y financiar actividades innovadoras.

La PI y el capital
La PI puede ser sumamente importante para captar inversiones de capital y suscitar el interés de los inversores. Los derechos de PI, en particular las patentes, son importantes para las empresas emergentes que buscan atraer capital de riesgo.

Numerosos estudios han demostrado que es más probable que los inversores de riesgo inviertan en empresas que dan prioridad a la PI. Su atractivo para los inversores es múltiple. En primer lugar, las empresas emergentes, que como es normal, carecen de historial de ventas, pueden demostrar que sus ideas son valiosas en la medida en que cumplan los criterios de patentabilidad durante el examen de patentes. Segundo, con la patente se garantiza que otras empresas no puedan copiar fácilmente las invenciones que sustentan a la empresa emergente. Tercero, aunque la empresa emergente no prospere, las patentes no se pierden y pueden venderse o concederse en licencia a terceros, lo que limita las posibles pérdidas para los inversores. Y cuarto, las patentes podrían ayudar a la nueva empresa a destacarse en el mercado y atraer la atención de los inversores.

La idoneidad de los diferentes derechos de PI para promover la financiación depende de la industria de que se trate.

La idoneidad de los diferentes derechos de PI para promover la financiación depende del sector de que se trate. Por ejemplo, en el sector de las ciencias biológicas y otros sectores muy tecnológicos, las patentes son fundamentales para la formación, el crecimiento y la sostenibilidad de las empresas. En otros sectores puede ser más importante tener derechos de PI como las marcas, y proteger así la imagen de marca. También puede suceder que la totalidad de un modelo de negocios se base en los derechos de PI. Un ejemplo de la comercialización de la PI son las franquicias.

Derechos de PI en la financiación mediante deuda
Los derechos de PI también pueden ser útiles para obtener financiación mediante deuda, como garantía para los préstamos. Si bien los argumentos para valerse de los derechos de PI como garantía sobre préstamos podrían ser similares a los que se aducen para respaldar las inversiones en capital, su uso para acceder a financiación mediante deuda es mucho menos frecuente que para acceder a financiación mediante capital. Pese a ello, se trata de un mercado que puede ser más dinámico de lo que se pueda pensar. Se ha apuntado a que los prestamistas de capitales de riesgo, como el Silicon Valley Bank y otros prestamistas especializados no bancarios, suministran alrededor de 5.000 millones de dólares EE.UU. todos los años a las empresas emergentes. Sin embargo, algunos comentaristas consideran que el uso de las patentes como garantía para acceder a la financiación mediante deuda carece de fundamento. Estos puntos de vista tienen una doble vertiente. Por un lado, no hay duda de que existen oportunidades de usar la PI para obtener financiación mediante deuda, pero por otro, su uso puede plantear dificultades, lo que explica el escaso tamaño del mercado para ese tipo de financiación. En ese sentido, está claro que se necesitan más investigaciones y datos sobre el uso de las garantías respaldadas por PI en el ámbito de la financiación mediante deuda destinada a las empresas.

Los obstáculos para acceder a la financiación han llevado a algunos gobiernos a promover la financiación mediante deuda respaldada por PI. En China, por ejemplo, se han puesto en marcha programas gubernamentales que promueven el uso de los derechos de PI como garantía subvencionando las tasas de interés, destinando fondos específicos a los bancos y brindando directrices e instrumentos de valoración para disminuir el riesgo en la concesión de préstamos. Los informes señalan que tan solo en la provincia de Guangdong, entre 2018 y septiembre de 2019 se concedieron préstamos garantizados por patentes por unos 30.000 millones de RMB (más de 4.000 millones de dólares EE.UU.), iniciativas de las que “miles” de empresas se beneficiaron.

La PI y las subvenciones para I+D
Aunque a menudo se los pasa por alto, los derechos de PI pueden ser útiles para atraer subvenciones con fines de investigación y desarrollo (I+D). En este caso, se observan dos tendencias principales en la manera de gestionar los derechos de PI.

En primer lugar, muchos programas gubernamentales de subvenciones para proyectos de I+D exigen solicitar patentes y registrar o proteger otras formas de PI cuando dichos proyectos tienen buenos resultados. Los gobiernos buscan fomentar investigaciones que permitan comercializar con éxito productos y servicios, para lo cual es necesario ser titular de derechos de PI. Sin embargo, los responsables de la formulación de políticas y las empresas deben proceder con cautela para elaborar esos mecanismos de subvenciones y tener en cuenta que el registro formal de un derecho de PI no implica que el resultado de una iniciativa de I+D sea comercializable. De hecho, tras solicitar una patente de invención, a menudo es necesario seguir destinando considerables recursos a las actividades de I+D para alcanzar y superar la etapa del prototipo.

 “Considerar los derechos de PI no solo como una póliza de seguros, sino como un instrumento para obtener financiación, ofrece a las empresas numerosas oportunidades de aprovechar la PI para financiar la innovación”, explica Alfred Radauer. (Foto: MicroStockHub / E+ / Getty Images)
Por otra parte están las subvenciones para los consorcios de investigación, en particular los de tipo transnacional, que están aumentando en popularidad. En la financiación con fines de I+D para consorcios, el componente de PI aparece en los contratos (o acuerdos) de consorcio. En estos casos, los participantes deben conocer las condiciones para usar o compartir la PI de base (es decir, el aporte de cada una de las partes), o en otras palabras, lo que cada asociado contribuyente puede o no puede hacer con dicha PI. De la manera similar, debe acordarse la manera en que los socios compartirán entre sí, por ejemplo, los resultados conjuntos de la investigación que se conviertan en patentes (la denominada PI resultante). Dicha gestión de la propiedad intelectual exige el registro y la presentación de solicitudes de PI, así como capacidades de razonamiento estratégico y negociación para formalizar los contratos del consorcio. Los beneficios potenciales —entre otros, el establecimiento de redes, el acceso de los integrantes del consorcio a financiación y conocimientos adicionales y el aprendizaje— bien podrían superar con creces las condiciones jurídicas formales de estos contratos.

Bolsas y mercados para la PI: ¿una fuente de financiación de la innovación?
Si la PI puede usarse para acceder a financiación mediante deuda y mediante capital, ¿podría usarse para aprovechar las oportunidades de financiación que se ofrecen en las bolsas y los mercados, de la misma manera que las empresas se valen de las bolsas de acciones o de bonos para acceder a financiación mediante capital?

Los términos “activos” y “bienes” sugieren que la PI comparte una serie de características con los instrumentos financieros y que existe un suministro de PI en incesante aumento, lo que a su vez sugiere liquidez (es decir, que es fácil encontrar compradores y vendedores para transformar los activos de PI en dinero en efectivo a precios de mercado bien definidos). Aun si la titularidad sobre la PI no se transfiere, existen pruebas claras (en su mayoría bilaterales) de que para muchas empresas la concesión de licencias es una actividad de creciente importancia para acceder a la financiación.

La PI difiere de los bienes físicos en el sentido de que su valor depende de cada contexto.

La respuesta a esta pregunta es que, de hecho, podrían existir oportunidades, si bien la cuestión es compleja y exige tener en cuenta varios matices.

Una de las principales dificultades a la hora de desarrollar mercados para la PI es que no todas las concesiones de licencias sobre patentes o sobre PI son iguales. Una diferencia crucial es que existen dos segmentos de mercado distintos: el de la concesión de licencias “agresiva”, y el de la concesión de licencias “amigable”.

En la modalidad “agresiva” (imposición de obtener una licencia), una empresa ya está usando una tecnología, y el titular de los derechos de PI con respecto a ella (una empresa distinta) quiere que la primera empresa obtenga una licencia. Ese método de concesión de licencias, que también puede denominarse concesión obligatoria o forzosa de licencias, se basa principalmente en iniciar litigios —o amenazar con iniciarlos— contra los presuntos infractores de los derechos de PI. Este tipo de concesión de licencias y de segmento de mercado cobra importancia en los debates sobre los mercados para la explotación comercial de las patentes o la PI o los mercados de intermediación para la PI o las patentes.
La concesión de licencias “amigable” (negociación de una licencia) describe una situación en que las partes buscan activamente obtener una licencia por el conocimiento o la tecnología que les interesa. A menudo esto implica la concesión de licencias sobre patentes, conocimientos o tecnologías. En esta modalidad, se produce una transferencia de tecnología.
La distinción es importante, por cuanto ambas modalidades de concesión de licencias difieren en sus características y en sus potenciales necesidades de apoyo público, si bien la frontera entre ambos mercados es, hasta cierto punto, flexible.

Problemas comunes a todas las modalidades de financiación respaldadas por PI
En general, ninguno de los dos mercados de concesión de licencias (ni el agresivo ni el amigable) es demasiado líquido. Frente a los acuerdos de concesión forzosa de licencias, es menos frecuente encontrar acuerdos de concesión amigable que tengan éxito. Un obstáculo que enfrentan todas las modalidades de financiación respaldada por PI —se trate de financiación mediante deuda o mediante capital— es la valoración.

La PI difiere de los bienes físicos en el sentido de que su valor depende de cada contexto. Por ejemplo, dado que por definición protegen invenciones únicas, las patentes no pueden ser productos básicos uniformes, como el hierro. Además, el valor de la misma PI podría ser distinto para empresas diferentes. Una cartera de PI puede ser valiosa para una empresa en un contexto tecnológico o de mercado específico, mientras que para otra empresa la misma cartera puede carecer de valor. Un componente particular de la PI puede carecer de valor por sí solo, pero cuando se combina con una cartera de derechos puede ser sumamente valioso. No existe ningún método estándar universalmente aceptado para determinar el valor de la PI.

Dado que las carteras de activos de PI son específicas para empresas particulares que operan en mercados específicos, es fundamental que todos los enfoques y estrategias propuestos se ajusten a los desafíos singulares que plantea cada contexto.

Los desafíos relacionados con la valoración, la liquidez y la observancia de los derechos de PI también suponen un importante obstáculo al uso de la PI como garantía en el ámbito de la financiación mediante deuda. También existen obstáculos exclusivos de la financiación mediante deuda respaldadas por PI, como la reglamentación bancaria. Las normas como los Acuerdos de Basilea III establecen un marco estricto de requisitos en cuanto al volumen de capital que un banco debe reservar para protegerse de los riesgos asociados con determinados tipos de garantías. La PI podría no ajustarse a estos criterios. Mientras que los inversores de capital de riesgo analizan la empresa y sus perspectivas futuras en su conjunto, quienes conceden financiación mediante deuda deben limitarse a evaluar únicamente la garantía, en este caso, la PI. Este podría ser un factor importante para explicar por qué la financiación mediante capital basada en la PI tiene más éxito en la actualidad que la financiación mediante deuda basada en la PI, una modalidad que sigue siendo incipiente.

Recomendaciones
Considerar los derechos de PI no solo como una póliza de seguros, sino como un instrumento para obtener financiación, ofrece a las empresas numerosas oportunidades de aprovechar la PI para financiar la innovación. Una comprensión clara del funcionamiento del sistema de PI, el potencial valor de los distintos tipos de activos intelectuales y derechos de PI que posee una empresa y la excelencia de las aptitudes de gestión de la PI son fundamentales para el éxito. Si bien está claro que algunos usos de la PI para obtener financiación entrañan complejos desafíos, existen otras opciones —por ejemplo, la PI en los acuerdos de consorcio— que ofrecen un potencial sin explotar.

En este contexto, se recomienda un conjunto de medidas a los responsables de la formulación de políticas y a las empresas. Una de ellas es fomentar la realización de auditorías de PI en las empresas para aumentar la conciencia general sobre el valor de sus derechos de PI. También se recomienda adoptar medidas para mejorar los conocimientos de los intermediarios (financieros), en particular en lo referido al uso de los derechos de PI en contextos colaborativos. Las iniciativas para mejorar los mercados de financiación mediante PI deben diseñarse con cuidado para evitar su fracaso. Es poco probable que un simple mercado electrónico pueda manejar la complejidad de los derechos de propiedad intelectual como una clase específica de activos. En última instancia, dado que las carteras de activos de PI son específicas para empresas particulares que operan en mercados específicos, es fundamental que todos los enfoques y estrategias propuestos se ajusten a los desafíos singulares que plantea cada contexto.  (Fuente  OMPI)

 

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