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La percepción visual humana ha sido objeto de innumerables estudios a lo largo de los años, pero recientes investigaciones están revelando datos sorprendentes: las mujeres podrían tener, en determinados aspectos, una "visión de águila" en comparación con los hombres. Estas nuevas evidencias científicas apuntan a que, más allá de los estereotipos, existen diferencias reales entre los géneros en cuanto a la capacidad de captar detalles, distinguir colores y detectar movimientos sutiles.

Estas conclusiones no sólo amplían nuestro conocimiento sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, sino que también abren nuevas posibilidades para entender cómo evolucionó la percepción visual en respuesta a las necesidades de supervivencia en nuestros ancestros.

Tener "visión de águila" es una expresión común para describir una agudeza visual excepcional. Las águilas, de hecho, poseen una visión cinco veces más precisa que la humana promedio. Aunque evidentemente ningún ser humano puede igualar a un águila real, en términos relativos, la ciencia sugiere que las mujeres tienden a tener ventajas en áreas específicas de la visión.

Las mujeres pueden distinguir un espectro más amplio de tonos que los hombres, especialmente en el rango de los rojos y anaranjados.

En situaciones donde se requiere observar pequeñas diferencias visuales, las mujeres tienden a obtener mejores resultados.

En ambientes de baja visibilidad o con movimientos casi imperceptibles, las mujeres parecen ser más rápidas en identificar cambios.

Estos aspectos combinados explican por qué se habla de una "visión de águila" en las mujeres, aunque aplicada a dimensiones humanas de percepción.

Los científicos creen que estas diferencias visuales tienen raíces evolutivas. Según varias teorías, durante la mayor parte de la prehistoria, hombres y mujeres desempeñaron roles complementarios para la supervivencia del grupo.

Mientras que los hombres, tradicionalmente cazadores, desarrollaron una visión optimizada para detectar objetos a larga distancia y movimiento rápido en campo abierto (como una presa que huye), las mujeres, recolectoras principales, necesitaban ser extremadamente precisas para identificar frutas maduras, hierbas comestibles y peligros potenciales entre la maleza y la vegetación.

Este contexto habría impulsado la evolución de habilidades visuales distintas: los hombres optimizaron su visión para la distancia y el movimiento, mientras que las mujeres refinaron su capacidad para detectar matices de color, detalles y cambios sutiles a corta distancia.

Un estudio de la Universidad de Arizona demostró que, en promedio, las mujeres son mejores en la discriminación de pequeños matices de color. Otro trabajo, realizado en la City University de Nueva York, encontró que las mujeres tienden a identificar cambios en la apariencia de objetos estáticos con mayor rapidez que los hombres.

Además, un estudio de 2022 publicado en Scientific Reports utilizó tecnologías de seguimiento ocular y encontró que las mujeres no sólo detectaban con mayor eficacia movimientos leves, sino que además mantenían una mayor precisión durante pruebas prolongadas de concentración visual.

Estos estudios apuntan a que la diferencia no es anecdótica, sino una característica biológica fundamentada en estructuras cerebrales y hormonales.

La influencia de las hormonas, especialmente los estrógenos, también parece jugar un papel importante. Investigaciones han demostrado que los niveles de estrógeno están relacionados con un mejor procesamiento visual en el cerebro, lo cual puede explicar, al menos en parte, las diferencias observadas.

Durante ciertas fases del ciclo menstrual, por ejemplo, cuando los niveles de estrógeno son más altos, se ha observado un aumento en la agudeza visual y la capacidad de percibir detalles sutiles. Esto sugiere que los factores hormonales no sólo influyen en el estado de ánimo o el metabolismo, sino también en cómo vemos el mundo.

Es importante aclarar que, aunque existen tendencias generales, no significa que todas las mujeres tengan mejor visión que todos los hombres en todos los aspectos. Hay una gran variabilidad individual. Sin embargo, reconocer las tendencias promedio puede ayudarnos a construir una comprensión más matizada y justa de nuestras capacidades biológicas.

Además, lejos de establecer jerarquías, estos descubrimientos celebran la diversidad de habilidades humanas y cómo éstas se complementan para enriquecer nuestra vida social y cultural.

El descubrimiento de que las mujeres pueden tener una "visión de águila" en ciertas dimensiones nos recuerda que nuestros sentidos han evolucionado de manera compleja y fascinante. En cada mirada, en cada percepción de color o movimiento, llevamos la herencia de miles de generaciones de adaptación y supervivencia.

La ciencia apenas empieza a revelar la profundidad de estas diferencias, pero una cosa es segura: tanto hombres como mujeres poseen habilidades visuales extraordinarias, cada una con sus propios matices, reflejando la maravillosa diversidad de la naturaleza humana.