Un equipo de investigadores ha reportado el descubrimiento de una estructura piramidal sumergida en aguas profundas, que podría ser miles de años más antigua que las famosas pirámides de Egipto. Este hallazgo, que ha causado un enorme revuelo entre arqueólogos y científicos, podría cambiar radicalmente lo que conocemos sobre las civilizaciones prehistóricas y sus capacidades arquitectónicas.
La pirámide fue localizada frente a la costa, en un área donde, hasta ahora, se pensaba que no había existido ninguna civilización capaz de realizar construcciones tan avanzadas. Su tamaño, precisión y el misterio que rodea su origen, abren nuevas interrogantes sobre el nivel de conocimiento de culturas olvidadas por el tiempo.
La estructura fue detectada inicialmente mediante un sonar de barrido lateral durante una expedición oceanográfica rutinaria. Posteriores exploraciones con vehículos submarinos no tripulados (ROVs) revelaron una pirámide casi perfecta, parcialmente cubierta por sedimentos marinos, situada a una profundidad de más de 40 metros.
Los estudios preliminares indican que la pirámide tiene una altura de aproximadamente 60 metros y una base cuadrada de 120 metros de lado, lo que la sitúa entre las estructuras piramidales más grandes jamás descubiertas. Lo más impactante es su aparente antigüedad: análisis de datación realizados sobre restos orgánicos cercanos sugieren que podría haberse construido hace entre 10.000 y 12.000 años, mucho antes de la aparición de las civilizaciones conocidas.
La datación propuesta lleva la construcción de la pirámide a una época anterior al final de la última glaciación, un tiempo en que gran parte del planeta estaba aún cubierto de capas de hielo y los niveles del mar eran mucho más bajos. Esto sugiere que, en ese entonces, la estructura se encontraba en tierra firme y fue posteriormente sumergida por el ascenso de los océanos al derretirse los glaciares.
¿Quién podría haber construido semejante maravilla arquitectónica en una época en la que, según la historia oficial, la humanidad apenas comenzaba a formar asentamientos agrícolas rudimentarios?
Algunos arqueólogos proponen que podría ser evidencia de una civilización avanzada aún desconocida, capaz de organizar el trabajo y la tecnología necesarios para erigir estructuras monumentales mucho antes de lo que se creía posible. Otros aventuran que podría tratarse de una cultura similar a la mítica Atlántida descrita por Platón, una civilización desaparecida bajo las aguas hace milenios.
Los análisis de imágenes y datos recogidos por los ROVs revelan detalles fascinantes. La pirámide parece estar formada por enormes bloques de piedra perfectamente tallados y ensamblados, con un grado de precisión que recuerda a las grandes construcciones de Egipto, Mesoamérica y otras culturas antiguas.
Curiosamente, la orientación de la pirámide también parece ser astronómica: sus lados están alineados con los puntos cardinales, similar a las pirámides de Giza. Esto sugiere un conocimiento avanzado de astronomía y matemáticas por parte de sus constructores.
Además, se han identificado canales y estructuras secundarias a su alrededor, lo que podría indicar que formaba parte de un complejo más grande, quizás una ciudad sumergida.
La comunidad arqueológica ha reaccionado con una mezcla de entusiasmo y escepticismo. Mientras algunos investigadores consideran el hallazgo como una oportunidad para reescribir capítulos enteros de la historia humana, otros piden cautela, señalando la necesidad de más investigaciones para descartar formaciones geológicas naturales o interpretaciones erróneas.
"Este descubrimiento podría obligarnos a reconsiderar nuestras ideas sobre los orígenes de la civilización", afirmó la arqueóloga marina Dra. Isabel Cortés. "Pero aún debemos ser rigurosos en la verificación de estos datos."
Los próximos pasos incluyen excavaciones controladas y un estudio exhaustivo de los materiales de construcción, junto con una investigación más amplia del entorno submarino en busca de otros restos culturales.
Si se confirma que la pirámide es de origen humano y tan antigua como se sugiere, sus implicaciones serían profundas. Esto demostraría que sociedades complejas existieron miles de años antes de Sumeria y Egipto, tradicionalmente consideradas las cunas de la civilización.
Además, pondría en duda la visión lineal y progresiva del desarrollo humano, sugiriendo que avances en arquitectura, astronomía y organización social pudieron haberse perdido en cataclismos naturales, como el aumento del nivel del mar tras el fin de la última Edad de Hielo.
Este hallazgo también renovaría el interés en otras estructuras sumergidas descubiertas en diversas partes del mundo, como las ruinas de Yonaguni en Japón o las construcciones submarinas de Cuba y la India, que muchos expertos hasta ahora han considerado meras curiosidades geológicas.
Por ahora, la pirámide submarina sigue guardando sus secretos bajo el océano. Pero el interés mundial que ha generado garantiza que se desplegarán más recursos y tecnologías para desentrañar su origen.