Una planta de combustible que opera con residuos agrícolas para combatir el cambio climático. Muchos desperdicios pueden aprovecharse directamente para obtener mas energía.
El tema del cambio climático se ha convertido en eje central tanto de los gobiernos del mundo como para el ciudadano común, esto por la importancia que reviste en cuanto a la supervivencia de la vida en el planeta. Las elevadas temperaturas que se registran en distintos lugares de la tierra a causa de la emisión de gases que producen el efecto invernadero, afectan cada día más la salud de todos los seres vivientes que habitamos en este hermoso planeta. Y cada día nacen nuevos inventos para portar mas energías.
No hay que dejar de mencionar que el alza de las temperaturas repercute de forma drástica en los ecosistemas, dificultando sobremanera la erradicación de otros problemas como el hambre y la pobreza, los cuales son objetivos fundamentales del desarrollo sostenible.
Afortunadamente el ser humano con su enorme potencial creativo no cesa en buscar soluciones que garanticen su supervivencia y bienestar, y es así como una instalación de hidrógeno planificada en California ofrecerá una prueba importante de una tecnología que, según los investigadores, puede ser fundamental para limpiar la atmósfera.
Esta startup planea construir un nuevo tipo de planta productora de combustible en el fértil Valle Central de California que, si funciona como se espera, capturará y enterrará continuamente dióxido de carbono.
La idea de Mote surgió de un esfuerzo de investigación que tomó forma hace varios años, cuando los científicos del Laboratorio Lawrence Livermore intentaron resolver un enigma que enfrentaba California.
La instalación es desarrollada por Mote de Los Ángeles, este proyecto utilizará como materia prima fundamental desechos agrícolas generados en los extensos huertos de almendros y otros tipos de granjas del estado. Su procedimiento consistirá en exponer a altas temperaturas (1500 ˚F ) todas las sobras de recortes de árboles y huesos de frutas, éstos al estar lo suficientemente calientes convertirá la biomasa en hidrógeno y dióxido de carbono.
Lo que planea Mote es separar el dióxido de carbono, bombeándolo a profundidades subterráneas a fin de que llegue a los acuíferos salinos o pozos de petróleo que se encuentran a una distancia calculada de la planta. Sacarían mucho provecho del hidrógeno resultante ya que cubriría la demanda de las crecientes flotas de autobuses y camiones libres de emisiones del estado.
Se espera que el proceso almacene permanentemente el carbono capturado por las plantas a medida que éstas crecen, así el hidrógeno sufragaría los altos costos del proceso.
Este es un importante hallazgo, ya que sería la primera instalación en convertir biomasa en hidrógeno mientras captura las emisiones de carbono. La consolidación de este proyecto podría, con el tiempo, eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera, incluso si proporcionan reemplazos de combustibles fósiles con bajas o nulas emisiones.
Los desafíos para llevar a la práctica esta idea son serios, Dan Sánchez, quien dirige el Laboratorio de Eliminación de Carbono de la Universidad de California, Berkeley, afirma que este proceso que pretende utilizar Mote, conocido como “gasificación de biomasa”, es técnicamente difícil y costoso, por lo que requiere de un cuidadoso pretratamiento de los residuos y limpieza de los gases resultantes, por otro lado, recoger los combustibles de granjas o bosques que se encuentran dispersos requerirá un alto grado de inversión.
Sin embargo, el lado positivo es mucho más amplio, ya que la planta de Mote podría ser un enfoque particularmente efectivo para BECCS, no hay que olvidar que el combustible resultante no contiene carbono, al contrario de otros tipos de plantas que producen combustibles que liberan una cierta cantidad de este contaminante.
Mac Kennedy, director ejecutivo de la compañía, sostiene que la instalación promete ser rentable en pocos años, ya que se pueden aprovechar los subsidios estatales para combustibles bajos en carbono así como los créditos fiscales federales para el almacenamiento de carbono. Él espera eventualmente construir más plantas en California y más allá, y poder aprovechar potencialmente otras fuentes de combustible, que provendrían de árboles extraídos de los bosques que han quedado como resultado de incendios forestales.
El equipo de Lawrence Livermore publicó un informe en enero de 2020, donde concluyen que la única manera de hacer que las matemáticas funcionen para California, era eliminar más de 125 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por año para 2045. Destacaron un enfoque que prometía hacerlo de una manera especialmente escalable y asequible, utilizando un proceso antiguo y conocido: cocinar pero no quemar la biomasa residual, a altas temperaturas y presiones y con cantidades limitadas de oxígeno, para convertirla en gases. Al agregar sistemas que capturaban y almacenaban el dióxido de carbono resultante, esta técnica prometía compensar las emisiones continuas del estado.