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Antes de que apareciera este invento, existía una lucha sanitaria contra los gérmenes que habitaban en las casas y producían enfermedades. La aspiradora aparece en este contexto, en respuesta a la necesidad de acabar con la suciedad que originaba las dolencias. Pero, ¿quién inventó la aspiradora?

Antes de que apareciera este invento, existía una lucha sanitaria contra los gérmenes que habitaban en las casas y producían enfermedades. La aspiradora aparece en este contexto, en respuesta a la necesidad de acabar con la suciedad que originaba las dolencias. Además de barrer el polvo, eliminaba las pulgas, los piojos y sus huevos. Hoy en día se ha convertido en un aliado imprescindible para eliminar el polvo, que no sólo proviene del exterior, sino también de partículas minúsculas que se desprenden de nuestra piel y nuestras ropas. Pero, ¿quién inventó la aspiradora?

Todo fue posible gracias a Nikola Tesla, un croata emigrado de E.E.U.U., que inventó, en 1889, un motor eléctrico que hacía funcionar un ventilador Westinhouse. Este motor, de 0,125 kW, era lo suficientemente pequeño como para poder aplicarlo a los aparatos domésticos. Pero hasta el siglo XX esto no se hizo realidad.

La primera aspiradora eléctrica fue inventada en 1901 por el inventor escocés Huber Booth en Gran Bretaña. El ingeniero civil de profesión, se dedicaba a diseñar puentes y norias para parques de atracciones, cuando fue invitado por un amigo a asistir a la demostración de una máquina que limpiaba el polvo en los vagones de tren dirigiendo aire comprimido sobre las superficies. Tras observar la prueba, Booth pensó que sería más eficaz succionar el aire. Al volver a su oficina, puso un pañuelo sobre la alfombra y, arrodillado, succionó aire a través de este; como esperaba, la cara inferior del pañuelo se llenó de polvo. En 1901, Booth inventó y patentó, en Londres, una máquina, dotada de un motor eléctrico, que aspiraba polvo.

Curiosidades…

La maquina de Booth era tan grande que para trasladarla de una casa a otra, tenía que ser arrastrada en un carro por caballos. Los tubos de succión se introducían en las viviendas por las puertas y las ventanas. Pero tenía un inconveniente: su gran tamaño exigía, para su funcionamiento, un amplio equipo de operadores. Para fabricarla y venderla, Booth creó una empresa: la British Vacuum Cleaner Company.

En 1904 la compañía de Booth fabrica la trolley-vac, una aspiradora que funcionaba con un motor-eléctrico algo más pequeño y se movía por la casa en una carretilla conducida por el servicio doméstico. Tres años más tarde, J. Murray Spangler, construye el primer prototipo con un pequeño motor eléctrico. Ese mismo año, se concede, en E.E.U.U., la patente de la aspiradora al fontanero de Nueva jersey, David, E. Kenney, aunque éste la había solicitado en 1901.

El año 1907, Hiriam Maxim, construye un prototipo para ser manejado por una persona, no tiene motor, sino que funciona de forma manual, con una gran bomba de aire similar a las de las bicicletas. Requiere un gran esfuerzo físico y no es muy eficaz. Así que, en 1920, Hoover comienza a fabricar industrialmente el prototipo Spangler, que consistía en una escoba o cepillo, alojado dentro de una lata y, una bolsa para el polvo colgada de un largo mango. Seis años más tarde, la mejora, mediante un sistema de barras de cepillos que gira, succiona y levanta el polvo. Finalmente, en 1980, comienzan a fabricarse los modelos controlados electrónicamente.

Hoy en día, existen múltiples diseños de aspiradoras que permiten barrer el polvo sin ningún tipo de problema.

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