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Suiza ha dado un paso firme hacia el futuro de la movilidad sostenible con la inauguración de un túnel exclusivo para bicicletas que se extiende a lo largo de 440 metros y alcanza hasta 6 metros de ancho. Situado bajo la zona central de Zúrich, esta obra representa una de las infraestructuras ciclistas más ambiciosas del país y un símbolo claro del compromiso de la ciudad con el transporte limpio y eficiente. La estructura, que originalmente había sido construida décadas atrás para una autopista urbana que nunca llegó a utilizarse, ha sido transformada por completo gracias a un proyecto aprobado por los ciudadanos en un referéndum. Esta decisión democrática redefinió el destino del túnel, convirtiéndolo en un corredor seguro y moderno diseñado especialmente para bicicletas y vehículos eléctricos ligeros.

El túnel cuenta con iluminación avanzada, sistemas de vigilancia y señalización clara, elementos pensados para que la experiencia de uso sea cómoda y segura incluso en horarios nocturnos o en épocas invernales. En su interior se ha establecido un límite de velocidad de 20 km/h para garantizar la convivencia segura entre los distintos tipos de usuarios, desde bicicletas tradicionales hasta e-bikes y pequeños vehículos eléctricos que no generan emisiones ni ruido. A diferencia de otras infraestructuras, este paso subterráneo está prohibido para peatones, lo que permite mantener un flujo continuo y sin riesgos para quienes se desplazan en dos ruedas.

Uno de los aspectos más destacados de la obra es la estación de bicicletas integrada, una “velostation” que ofrece más de mil doscientos espacios gratuitos de aparcamiento, incluyendo áreas para bicicletas de carga y zonas con puntos de carga para e-bikes. Esta capacidad convierte al lugar en un punto estratégico para los usuarios que combinan la bicicleta con el transporte público, ya que el acceso conecta directamente con áreas importantes de la estación central de trenes de Zúrich. Los ciclistas pueden dejar su bicicleta hasta por 48 horas, lo que amplía la utilidad del sistema y lo integra de manera natural en la vida diaria de miles de residentes.

Transformar un antiguo túnel para coches en una arteria ciclista es también una declaración política y cultural. Zúrich busca reducir la dependencia del automóvil y fomentar un entorno urbano más saludable, silencioso y respetuoso con el ambiente. Además, este proyecto se inserta en un plan mayor: la expansión continua de la red ciclista de la ciudad, que busca crear decenas de kilómetros adicionales de rutas seguras y conectadas. Para muchas autoridades y expertos, el nuevo túnel es un ejemplo de cómo se puede reutilizar infraestructura obsoleta para satisfacer las necesidades actuales de movilidad, algo que podría replicarse en otras ciudades del mundo con estructuras antiguas en desuso.

Sin embargo, no todo está exento de retos. Algunos usuarios han señalado que los accesos, con rampas y escaleras, pueden resultar complicados para bicicletas pesadas o bicicletas de carga. También se ha comentado que, aunque el número de plazas es amplio, la creciente popularidad de la bicicleta podría generar una demanda que supere la capacidad actual en el futuro. Aun así, estos desafíos no opacan la importancia del proyecto ni su impacto positivo en la ciudad.

El nuevo túnel para bicicletas de Zúrich no es solo un espacio para circular: es una visión hecha realidad, una muestra de cómo la planificación urbana puede adaptarse a los tiempos modernos y priorizar la sostenibilidad. Representa un avance tangible hacia un modelo de ciudad más amable, donde moverse de forma ecológica no solo es posible, sino cómodo y eficiente. En un momento en el que muchas ciudades buscan alternativas para afrontar la congestión y la contaminación, Suiza demuestra que transformar el presente es posible con decisiones valientes y soluciones creativas.