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¿Conoce a Rosalind Franklin? Esta química británica, nacida en Londres el 25 de julio de 1920, es una figura emblemática de la ciencia cuya contribución al descubrimiento de la estructura del ADN se ha subestimado durante mucho tiempo.

Rosalind dedicó su carrera a la investigación en química y biofísica, dejando su impronta en la historia de la ciencia con sus revolucionarios trabajos sobre la difracción de rayos X.

En el corazón de la historia científica del ADN, Rosalind llevó a cabo experimentos cruciales utilizando la difracción de rayos X para explorar la estructura molecular de lo que se ha convertido en el portador de la información genética. Su trabajo en el King's College de Londres en la década de 1950 sentó las bases para comprender la doble hélice del ADN, un avance científico que revolucionó la biología molecular.

El enfoque metódico y el rigor científico de Franklin en su uso de la difracción de rayos X proporcionaron imágenes cruciales para deducir la estructura espiral característica del ADN. Sus fotografías fueron elementos clave para los investigadores James Watson y Francis Crick, que finalmente presentaron su modelo de la doble hélice en 1953. Sin embargo, la contribución de Franklin a este descubrimiento fue minimizada o incluso ignorada en su momento.

Desgraciadamente, la falta de reconocimiento de Franklin por su papel fundamental en el descubrimiento de la estructura del ADN se vio agravada por las tensas relaciones profesionales y las rivalidades dentro de la comunidad científica de la época. A menudo se describe a Franklin como una investigadora decidida pero reservada, lo que puede haber contribuido a borrar su contribución.

A pesar de la gran repercusión de su trabajo, Franklin no recibió el reconocimiento adecuado en vida. Murió prematuramente de cáncer en 1958 a la edad de 37 años, pocos años antes de que Watson, Crick y Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus trabajos sobre la estructura del ADN en 1962.

Es esencial insistir en la necesidad de reconocer el papel fundamental de Rosalind Franklin en este importante descubrimiento. Desde entonces, se han realizado esfuerzos para restablecer la verdad sobre su contribución y honrar su legado científico. El Premio Rosalind Franklin, creado en 2008, tiene por objeto celebrar y fomentar los logros de las mujeres en la ciencia, perpetuando así la memoria de esta pionera a menudo olvidada.