Ingeniero y militar español inventor del TALGO (Tren Articulado Ligero Goicoechea-Oriol). Nacido en Elorrio (Vizcaya) en 1895, era el hijo del farmacéutico de la localidad. Ingresó en la Escuela de Ingenieros del Ejército y después fue destinado en el regimiento ferroviario. Tras servir en Marruecos como capitán, en 1921 se retiró de la vida castrense y pasó a la Compañía del Ferrocarril Bilbao-La Robla, dedicada al transporte de mineral y donde ocupó la jefatura de materiales de tracción hasta 1936.
Durante ese tiempo aplicó nuevas técnicas de soldadura empleadas en Bélgica y Alemania para puentes y acorazados, con el fin de proveer a los trenes de su empresa de unos vagones más ligeros, rápidos y resistentes.
En 1926 se hizo un primer vagón, completamente soldado, sin remaches ni tornillos, que al año siguiente fue presentado al público en Bilbao, patentado en el Registro de la Propiedad Industrial y fabricado en serie por la empresa. A principios de la década de 1930, Goicoechea se interesó por los trenes de viajeros para reducir el alto número de heridos en los accidentes a causa de las astillas de los vagones. Aplicando su procedimiento podría conseguirse un vehículo rápido, seguro y barato. Así, a partir de 1931, se embarcó en el proyecto de un tren de rodadura elevada, muy ligero, por completo articulado e indescarrilable, esto último debido a que su bajo centro de gravedad capacitaba grandes velocidades sin apenas riesgo. La Guerra Civil interrumpió los trabajos.
En febrero de 1937 Goicochea era incorporado al ejército vasco como capitán de ingenieros y encargado de las fortificaciones de Bilbao. En marzo de ese año se pasaba al bando franquista, al que proporcionó valiosa información, decisiva en la posterior caída de la ciudad. A partir de 1939, y con el apoyo del mando militar, recuperó sus viejas ideas sobre el tren.
En 1941, un prototipo de convoy, con estructura de aluminio y compuesto por locomotora y sólo un chasis, era puesto en práctica en la línea Madrid-Leganés. En 1942 el TALGO I realizaba su primer viaje entre Madrid y Guadalajara, alcanzando los 115 km/h. Pese a lo satisfactorio de las pruebas, las autoridades españolas no pudieron prestar el apoyo necesario debido a la difícil coyuntura nacional e internacional. Sin embargo, ese mismo año creaba con la ayuda del empresario bilbaíno José Luis Oriol la empresa Patentes TALGO, S.A.
Un segundo modelo (“TALGO-II”) era producido en Nueva York en 1949 y al año siguiente ya funcionaba para RENFE en la línea Madrid-Valladolid. Desde la década de los 1960 estos trenes iniciaron su exitosa carrera por las vías españolas e internacionales, recibiendo continuos perfeccionamientos (marcha en dos sentidos, velocidades superiores a los 200 km/h o sistema de adaptación al ancho de vía europeo). A principios de la década de 1970, Goicochea proyectó un vanguardista “tren vertebrado” que no tuvo repercusión comercial. En la década siguiente aparecieron los Talgos pendulares, más confortables y capaces de incrementar la velocidad en las curvas. Varios de estos avances han sido incorporados a los actuales trenes de alta velocidad. Retirado como teniente coronel, Alejandro Goicoechea falleció en Madrid en 1984.