Inventora: Josefina Sanz Moro
Invento:
En la actualidad se conocen distintos tipos de almohadas para mantener la cabeza ligeramente elevada favoreciendo la respiración al descansar tumbado, estando constituidas por un relleno mullido y una funda lavable, siendo la más conocida y extendida la almohada tradicional cilíndrica achatarrada.
Modernamente han aparecido otras almohadas más o menos anatómicas, con formas por ejemplo de mariposa o con resaltes longitudinales a distintas alturas que forman una especie de canal entre ellos para el acomodamiento de la cabeza.
Todas estas almohadas tienen un inconveniente principal, que consiste en que obligan al cuello a adoptar una curvatura incómoda, ya que se colocan justo debajo de la nuca. Esto genera molestias en los usuarios, más cuando la almohada presenta una mayor altura en esta zona y/o menor blandura su mullido.
La almohada de la invención tiene una constitución óptima que subsana los inconvenientes descritos.
De acuerdo con la invención, la almohada consta de una funda lavable y un relleno mullido, que pueden ser de diferentes consistencias, con la particularidad de que tiene forma de cuña tumbada, estando destinado el extremo de mayor altura a situarse en la parte de la cabecera de la cama, mientras que el extremo opuesto se dirige al interior de la cama, teniendo la almohada la profundidad suficiente para termina en una arista flexible, dirigida hacia el interior de la cama, y teniendo el extremo de mayor altura la suficiente para abarcar desde la cabeza hasta, al menos, la zona dorsal del usuario sobrepasando su cuello. Esto permite que la curvatura obligada por la almohada se materialice en la zona dorsal o lumbar de la anatomía del usuario en lugar de en el cuello, zona en la que se reparte mejor y mejora la comodidad.
Lógicamente la almohada podrá tener la dimensión suficiente que se precise en función de la anchura de la cama.
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