El hormigón es el material más utilizado en la construcción moderna, pero también uno de los más vulnerables al paso del tiempo. Las variaciones térmicas, la humedad y las cargas estructurales generan microgrietas que, si no se reparan, pueden expandirse y comprometer la estabilidad de un edificio.
Para enfrentar este problema, surge una innovación sorprendente: el hormigón que se repara solo, también conocido como hormigón autorreparable.
¿Cómo funciona esta tecnología?
Existen varias técnicas que permiten que el material “cure” sus propias grietas:
1. Bacterias que producen calcio
Se introducen bacterias encapsuladas en el hormigón. Cuando el agua entra en una grieta:
Las bacterias se activan, producen calcita, y sellan la fisura de forma natural.
Es un proceso inspirado en la formación de rocas calcáreas.
2. Microcápsulas de resina
El hormigón integra pequeñas cápsulas que se rompen cuando aparece una grieta.
La resina contenida: fluye hacia la fisura, se endurece, y restaura la integridad del material.
3. Fibras inteligentes
Algunas variantes incluyen fibras que se expanden al contacto con la humedad, cerrando microgrietas antes de que puedan crecer.
Beneficios principales
- Mayor durabilidad de estructuras y edificios.
- Reducción significativa de los costes de mantenimiento.
- Mayor seguridad en infraestructuras críticas como puentes o túneles.
- Menos filtraciones de agua.
- Menor impacto ambiental gracias a la reducción de reparaciones y sustituciones.
Aplicaciones destacadas
- Viviendas y edificios comerciales
- Puentes y túneles
- Estructuras prefabricadas
- Edificios industriales
- Construcciones en zonas húmedas o costeras









